Envases fabricados con fibras vegetales
En la Polinesia Francesa, Ayana recupera fibras vegetales (fibras de plátano, palma, piña y caña de azúcar) abandonadas por los agricultores locales, para fabricar bolsas y envases biodegradables. De este modo, está creando una economía circular utilizando únicamente sus propios recursos, al tiempo que evita la importación de productos no ecológicos a esta región insular. Las fibras se trituran y luego se mezclan con agua para formar una pulpa fibrosa. A continuación, se coloca en un colador para eliminar el exceso de agua y se deja secar durante varios días.