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El cacao es la base de una economía circular en la provincia ecuatoriana de Esmeraldas

Los envases de plástico son omnipresentes en la industria alimentaria y envuelven la mayoría de los productos en celofán o sobres no reciclables. En Ecuador, primer productor mundial de cacao, las tabletas de chocolate no son una excepción a la regla.

Sin embargo, en la provincia de Esmeraldas, una cooperativa de cacao y una organización internacional llamada Ayuda en Acción han ideado una solución inteligente para minimizar su impacto medioambiental. Este pequeño equipo de emprendedores transforma los residuos de semillas de cacao en envases ecológicos. El equipo de Plastic Odyssey tuvo la oportunidad de conocer a tres mujeres de la cooperativa, Viviana, Liliane y Virginia, y aprender sobre su papel crucial en la industria del cacao.

De izquierda a derecha: Viviana Mesa, Liliane Dalfond Estupinian y Virginia Borja, empresarias de la cooperativa APROCANE.

Una cooperativa que salva vidas

APROCANE es una cooperativa que existe desde hace más de 40 años y que permite a los jóvenes de la región, sobre todo a las mujeres, participar en la producción de cacao. Es el caso de Viviana, madre de dos hijas, una de ellas de 15 años, que ha superado una infancia difícil. Para ella, unirse a la cooperativa representa una oportunidad excepcional de reconstruir su futuro, encontrando un trabajo gratificante y satisfactorio:

«Pertenecer a una organización tan grande es una gran oportunidad para mí. También está ayudando a resolver el problema de la delincuencia juvenil en la provincia norteña de Esmeraldas. También es estupendo ver que nuestro producto se abre camino desde las zonas rurales desfavorecidas hasta las grandes ciudades. Es un orgullo legítimo.» señala Viviana Mesa.

El envase, de origen vegetal, está hecho de polvo de residuos de semillas de cacao, cera de abeja y papel comestible. El proceso de impregnar papel comestible con cacao en polvo y cera de abejas produce un envoltorio hermético que conserva el chocolate tan bien como los envases de plástico convencionales. Además, este proceso requiere menos energía, cuesta mucho menos producirlo y puede reutilizarse en la fabricación de abonos agrícolas.

La organización internacional Ayuda en Acción importó entonces el concepto a Ecuador, lo que permitió a la cooperativa chocolatera de Esmeraldas crear sus propios envases ecológicos.

«Estoy muy orgullosa de ser mujer empresaria y productora de cacao. También puedo ver los cambios desde el proyecto de envases de cacao. Antes veíamos muchas bolsas y envases de plástico abandonados en las calles, pero ahora apenas vemos ninguno. La gente de Esmeraldas está cada vez más concienciada.» nos cuenta Virginia Borja.

Un modelo de economía circular

Además de la innovación material, la cooperativa encarna a la perfección el principio de la economía circular. Al incluir a jóvenes de entornos desfavorecidos en la producción de chocolate, toda la comunidad se beneficia de este abundante recurso natural, creando no sólo puestos de trabajo, sino también formación e inclusión social. Al aprovechar al máximo cada parte del cacao, desde la semilla hasta la cáscara, la cooperativa reduce las pérdidas y aumenta los ingresos, al tiempo que respeta el medio ambiente y genera más empleo local.

La asociación entre la comunidad de Esmeraldas, la cooperativa y la organización española sin ánimo de lucro es un buen ejemplo de la importancia de la colaboración internacional en la búsqueda de soluciones sostenibles para preservar nuestro planeta al tiempo que se apoya a las comunidades locales.

Cifras clave

Este proyecto piloto ya ha sustituido más de 350 envoltorios de plástico en tabletas de chocolate desde 2023. La cooperativa tiene previsto aumentar esta cifra en los próximos años, con el objetivo de producir envases 100% naturales.



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